Semáforo de emociones y respiración feliz

La misión de esta mañana ha sido muy visual y dinámica. Visual porque les he llevado un semáforo y dinámica porque hemos practicado una respiración muy "feliz".

¿Un semáforo?, ¿una respiración "feliz"? , si, si, no os habéis equivocado de blog y penséis que estáis en uno de educación vial o algo así. Para nada, hemos utilizado estas cosillas porque el objetivo de hoy era trabajar la manera de motivar a los alumnos a cumplir las normas y la manera de regular su comportamiento.

Todos los niños están tan felices y contentos en el cole que muchas veces les resulta difícil controlar tanta efusividad. Están muy acostumbrados a oír "pórtate bien", "no interrumpas y respeta el turno de palabra", etc., que ya creo que ni si quiera nos escuchan. Las normas de clase y del cole, y las de casa también, se las saben de memoria pero muchas veces se les olvida cumplirlas, así que hemos pensado que les vamos a ayudar y a motivar con un "semáforo de emociones". Y ¿cómo funciona? Pues muy sencillo: Como os podéis imaginar... el color verde es una carita sonriente porque se están portando muy bien; el color amarillo es una cara de preocupación, de que deben mejorar su comportamiento, tranquilizarse y trabajar mejor; y el color rojo... uyyy, el rojo, ese es que el profe ya está triste o enfadado. Este semáforo le tendremos puesto en clase o le llevaremos con nosotros en las actividades que realicemos en el centro, y así les servirá de referencia para saber lo bien que se están portando. A todos los niños les ha encantado (y a los profes también) y me han asegurado que mi semáforo siempre va a tener la carita verde sonriente... ¡Qué alegría! Ya os iré contando lo bien que funciona y lo genial que se portan todos.

Después, hemos jugado a hacer "respiraciones felices", de manera que cuando estemos muy alterados o muy nerviosos, podamos practicar tres veces esta respiración y nos podamos tranquilizar, y así también poder evitar que el semáforo cambie de color... Esta respiración consiste en coger aire por la nariz a la vez que subimos los brazos, para después expulsarla por la boca mientras bajamos los brazos, y al mismo tiempo tenemos que decir "guuuuuaaaaaauuuuuu" y terminar con una sonrisa. Es muy sencillita y a los niños les gusta mucho. De esta manera les ayudamos a gestionar sus nervios y su estado de "aceleración", a la vez que se entrenan en el autocontrol. Desde aquí os animo a que juguéis con ellos a respirar así.